Ayer estuve caminando en silencio por el patio del Seminario, me apetecía estar un rato sólo (un "solo" relativo jejejeje).
De pronto, un grupito de niños que tendrían 6 o 7 años más o menos se me acercaron. Estavan sudados, pues habían estado jugando a fútbol; hacían una estampa graciosa... todos delgaduchos, con voz de pito, despeinados y sonrientes... Y uno de ellos me dijo: "Profesor, oiga se ma caio la pelota fuera del campo, ¿puedo ir a por ella?" Yo no pude más que hecharme a reír, pues me había confundido con un profesor (aunque la verdad no ha sido la única vez que me tratan por miembro de ese gremio). "Jajaja!!!" -los chavales se quedaron extrañados por mi risa, que es bastante peculiar: todo hay que decirlo- "Yo no soy profesor..., pero ¿veis aquel hombre de allá que camina con cara de pocos amigos? Ese sí que és profesor. JAJAJAJA!!!" Y me marché a continuar mi paseo.
Uno de los niños, que llevaba gafas de pasta (más sucias que el palo de un gallinero) se quedó mirándome con curiosidad y cuando pasé, por segunda vez, donde ellos estaban jugando con la rescatada pelota, se acercó a mí y me preguntó: "¿Eres moro?" Y yo le contesté: "No, soy católico, y no se dice "moro": se dice musulmán..." Pero este chaval parecía que quería conversar, y si se trata de hablar, a mí no hay quien me gane. Pronto vinieron el resto de sus amigos donde el chiquillo y yo estábamos charlando. Hacía tiempo que no me codeaba con tantos niños y la verdad es que ví la oportunidad de dar testimonio de Jesús.
Después de haver estado jugando a juegos absurdos que yo me inventaba con ellos como: correr haciendo "eses", jugar a soldados que cumplían en sus destacamentos estupidas misiones que el general -yo- ordenaba, el escondite y contar chistes... Cansados de hacer el gamba, jugamos a las adivinanzas. Yo les pregunté si sabían lo que era un "seminarista"..., las respuestas fueron de lo más variopintas. Así que al final tuve que decir qué és un seminarista. Cuando les dije que era y para lo que era, ellos se quedaron en silencio, y un de ellos rompió el silencio diciendo: "Anda ya!!! Eso debe ser para los que no están bien...!!! Y yo le dije: "Dentro de lo que cabe, tú ves que yo esté bien, ¿no? El asintió. "Pués mira por donde, has estado jugando a soldados con un seminarista..." Y heché a reir hasta que me cansé -aquello era muy cómico: el niño no sabía donde meterse de la vergüenza que le entró JAJAJAJAJAJA!!!! Y qué contaros? Los niños estuvieron hasta la hora de comer haciéndome preguntas sobre por qué sigo a Jesús, cómo es el Seminario, qué hacemos los seminaristas... Puedo y estoy seguro de que ayer estuve cuidando y regando el huerto del Señor.
