domingo, 28 de septiembre de 2008

"¡Miau, miau... MIAUUUU!!!"

Frío, mucho frío. Cielo nublado, alguna lluvia. Viento helado. En aquella gran casa, llena de pasillos, el silencio acampaba a sus anchas. Algún estornudo, el pasar de las hojas de los Diurnales o el tintineo de las cuentas de los rosarios... En esta atmósfera mis hermanos de Seminario y yo, hemos estado viviendo esta última semana, haciendo ejercicios espirituales antes de que comience el curso. Dias llenos de DIOS. Mañanas y tardes en las que acompañados por el silencio, hemos estado interiorizando el Evangelio en nuestro corazón, pidiendo "conocimiento interno de Jesús", saneando nuestros sotanos de absurderías, ayudados por Él. Sorprendiéndonos del IMMENSO AMOR que tiene Dios por cada uno de nosotros, y es que, aunque caigamos una y otra vez, Él nos sigue amando, aceptándonos tal y como somos, con nuestras pequeñeces.

Recordando que nuestra relación con Dios es igual a la que se dá en la parábola del "Hijo Pródigo", lo que pasa es que, y más hoy, la parábola se repite en nuestras vidas una y otra vez.

Descubrir como profesa Dios su cariño.

Como hecho anecdótico, un día "rezando" juntos algunos hermanos, encontramos un gato pequeño, raquítico, lo acogimos y le pusimos por nombre "Guillermina Casulla de la Estola". Guillermina acabó en la casa del conserje. Aún recuerdo como metía su cabecita dentro del vaso de leche...

1 comentario:

Félix. dijo...

Lo del nombre del gato tiene su sabor semianrista, jajajaja.
Dios medant, y meteré en Ejercicios el mes de diciembre pero me has hecho recordar las tandas que teníamos como seminaristas al poco de iniciar el curso. Generalmente en un convento franciscano que mientras el tiempo fuese bueno no había problema pero como ofreciese frío y lluvia lo que no había era espacio para todos, jeje.

En fin, al inicio de curso, mucho ánimo y aprovechar, que luego se nota en la vida si esos años de Seminario se han trabajado o no.

Bendiciones.